domingo, 18 de agosto de 2013

ENCUENTRO CON “BIENVENIDO”, EL TORO QUE HIZO HISTORIA

A Borja Domécq, con admiración y afecto                                                           

 

"Bienvenido" en el campo, padreando. 

 Verás “Bienvenido”, aquella mañana del último catorce de marzo, no podía imaginar la sorpresa que me esperaba. Quizás aquél encuentro fue lo más bonito, lo más entrañable de un día que resultó completo. Porque a eso de las doce, con un sol brillando en todo lo alto, el corazón latía ilusionado cuando, un poco más allá de San José del Valle, en tierras cercanas a Jerez, cuando nos acercábamos a Fuente Ymbro, finca que da nombre a una de las ganaderías que más nos ilusiona a los aficionados que soñamos con el toro encastado, que llene los ruedos de esa emoción única, razón de ser de nuestra Fiesta Brava. Ricardo Gallardo, el feliz dueño de esta ganadería, está logrando esto, Dios sabe a costa de cuantos desvelos, de cuanto afinar en la selección, en una labor que a mí, pobre ignorante, se me antoja dificilísima.
Y ya en su finca, ya dentro de los cercados, el estupor ante aquella sinfonía de verdor en todos sus matices, un verdor salpicado por las manchas movibles, negras, coloradas, de un centenar largo de novillos, que por allí  deambulaban, lentos, solemnes, casi sin prestar atención a nuestra presencia, sabedores de que ellos eran los reyes de aquél paraíso. Utreros lustrosos, de presencia imponente, esperaban el momento de ir a Madrid, a Murcia, al sur de Francia. Los comederos y abrevaderos, todos bajo techado, daban fe de que le dueño no escatima comodidades para sus reses al mismo tiempo que, tres veces por semana, arreados por expertos caballistas de la casa han de recorrer, en una especie de tauródromo, varios kilómetros para mantenerse fuertes y musculados.
Y en esto, el vaquero que gentilmente, a bordo de una pequeña camioneta, nos enseñaba aquélla maravilla a Juan, a Emilio, a Miguel y a mí, nos dijo:   
-“Bienvenido” el toro indultado en Murcia, está aquí-
Nos faltó tiempo para rogarle que nos acercara. Y... allí estabas tú, “Bienvenido”, en le cercado que compartes con los otros sementales de la casa, con el número 79 bien visible en tu costillar, con ese ligero tostadito en el lomo que da a tu capa la denominación de negro mulato, lejana reminiscencia de tu madre “Bienvenida” marcada con el  número 106, de pelo colorado encendido.
            Levantaste la cabeza orgulloso, altanero, cuando nos vistes aparecer, sin aparentar para nada esos quince años que debes tener y que, para los de tu especie, es una edad más que respetable. Más luego, cuando percatado de que éramos “gente pacífica”, bajaste la testuz y echaste a andar penosamente, trabajosamente, se te echó encima todo el tiempo que tienes y entonces nos invadió una ternura infinita. Junto a tu morrillo, al cabo de tantos años, todavía quedaba la huella de aquel largo puyazo que con tanto estilo tomaste.
El ganadero Borja Domecq
 
Pero no era la primera vez que nos veíamos así, de cerca, en tu hábitat natural. Hace diez años, en 1993, también en marzo, nos llegamos hasta “Jandilla”, hasta el cercado donde ya correteabas entre diez o doce becerras que iban a ser tus primeras novias. Borja Domécq, tu criador, te enseñaba con orgullo. Aún tenías frescas las heridas de siete meses antes, de aquél 14 de septiembre de 1992, que, gracias a ti, se hizo fecha histórica en la Plaza de Toros de Murcia, al ser el primer toro que lograba el altísimo premio del indulto en su mas que centenaria andadura. Sé que libraste una dura batalla, tan dura como la que sostuviste en el ruedo, que la gangrena amenazaba con terminar con tu vida, que el Dr. Zumel, catedrático de Patología Quirúrgica de la Facultad de Medicina de Cádiz, tuvo que operarte a vida o muerte para quitarte aquellos treinta kilos de carne putrefacta, recuerdo y secuela de aquél puyazo en el que te sacaste al caballo hacia los medios, empujando con una fijeza extraordinaria. Pero ya había pasado todo y ahí estabas, con tu harén incipiente, dispuesto a inyectar bravura para que tus hijos aumentaran la gloria del hierro de la estrella.
Seguíamos tu carrera, tanto Manolo como yo, siempre preguntábamos a Borja, a Reyes, por ti, y así supimos que no solo padreabas en “Jandilla” sino que, a veces te ibas a “Lo Álvaro” a poner una inyección de casta en hierro de tanto fuste como el de la corona ducal. Naturalmente, también ejercías de semental en la ganadería amiga de “Fuente Ymbro”, donde ahora estás en una jubilación tranquila. Por todo esto, mi sorpresa y alegría al verte. Y me he puesto a recordar aquella feria, en la que abundaron los toros importantes. Recuerdo que la abrió Toño Peláez, con sus Lamamié de Clairac y que le echó un toro a Pepín Jiménez que aún está embistiendo en mi memoria, recuerdo que Álvaro Domécq lidió una corrida que no fue aprovechada por sus matadores y que Salvador Domécq sirvió en bandeja, un triunfo grade a Manzanares, Joselito y Litri. Así que el día catorce por la mañana, en los patios le dije a Borja “Tu tío Salvador te lo ha puesto muy difícil” y tu amo asintió con su sonrisa bondadosa.
Enrique Ponce
 
La corrida empezó con un minuto de silencio, Ramón Soto había muerto la víspera en Sevilla, y César Rincón, Emilio Muñoz y Ponce llevaban un lazo negro sobre la manga. El colombiano demostró el porqué de su categoría y el de Triana, Emilio Muñoz, nos dejó detalles inequívocos de aquel Barrio, con mayúsculas, Ponce, que estrenaba aquel año un mandato del que aún no se ha apeado, y por lo visto, va a ostentar mientras esté en el toreo, no tuvo suerte en el primero, y esperaba con impaciencia su segundo toro para darle un final feliz a la tarde. Y saliste tú y, desde el principio derramaste tu clase, tu celo, tu estilo. Ya hemos hablado del puyazo. Galopaste en banderillas y, cuando tocaron a matar, ya sabíamos que iba a haber faena grande. Pero no esperábamos tanto. De principio a fin aquello fue una sinfonía de toreo grande, compuesta al cincuenta por ciento por Enrique y por ti, que pocas veces vieron estos ojos una conjunción tan perfecta. Muleta y toro iban, como dice el pasodoble que tan magistralmente canta Rocío, al mismo son, al mismo compás y el público estalló de júbilo, y echó al viento sus pañuelos pidiendo tu indulto ¡Bendita sensibilidad del público de Murcia, que determinó que un toro así no debía morir!¡Bendito torero Enrique Ponce que supo poner tan de manifiesto tus excelsas cualidades!. Y la explosión de júbilo cuando Juan Ignacio Herrero sacó el pañuelo naranja.

El ganadero hizo entrega, al Club Taurino de Murcia, de la cabeza disecada de "Bienvenido" en septiembre de 2003, en cuyo Museo puede contemplarse.

Hasta el Himno Nacional sonó cuando, dócil como un corderillo, como corresponde a tu nobleza, te ibas detrás de los cabestros camino de tu libertad, de tu gloria.
No me da vergüenza decirte que me tuve que secar una lagrima, lo mismo que ahora, cuando te he visto en encampanado y luego, cuando has echado a andar y he visto que tu fin, ley de vida, está próximo. Pero ya sabes, tu cabeza vendrá a la tierra donde ganaste el indulto, al Club Taurino. Sé que Manolo te pondrá en le mejor sitio y sé también que cuando se acerque por allí algún joven aficionado presumiremos de haber sido testigos de tu triunfo y, también les diremos que, en dos ocasiones, estuvimos junto a ti, en tus campos de Jerez, cuando empezabas tu labor de procreación y, ahora, en el ocaso, en ese ocaso, que al fin y al cabo, nos espera a todos.

Andrés Salas     año 2003

1 comentario:

  1. Perdone Señor Salas, me llamo Mario García y soy escritor. Estoy haciendo un reportaje sobre Bienvenido y mme gustaría poder ver las imagenes de esta entrada, que por alguna razón han desaparecido. Al menos, si no pudiese ser, me gustaría que me aportase algún dato importante para mi investigación, como cuando murió, si fue buen semental, si conoce algún hijo importante que haya tenido, etc.
    Muchas gracias, espero atentamente su respuesta (magasa5d@gmail.com)

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